El flautista de Carcassonne
El pasado sábado acudimos a otro torneo de Carcassonne. Esta vez fue en una tienda del centro de Madrid y nos volvió a ir muy bien, ¡estamos en racha!
Pero no abrimos esta entrada para subirnos el ego sino para contar algo que nos llamó mucho la atención.
El formato fue una liguilla y se avisó que se jugaría con la última actualización de las reglas, que entró en vigor hace ya unos años. Fuimos 8 participantes y nos organizamos en 2 mesas de 4 jugadores. Disputamos 3 partidas y el mejor tras esas 3 partidas, ganador y a seguir disfrutando del puente de San José.
Hasta aquí, alguno puede pensar, “eh, tío, no me has contado nada excepto que ganaste. Dame algo más.”
Bien, allá vamos. Resulta que tras la primera ronda, lógicamente, hubo dos ganadores, uno por cada mesa. El torneo siguió su camino y, en el recuento de puntos de la última partida, uno de esos que había ganado en la primera ronda preguntó si ¡¡una ciudad se podía contar varias veces desde el rol del campesino!!
No tenemos la foto original pero con la que ponemos a continuación os hacéis una idea.
La cuestión es, ¿cómo alguien que no sabe las reglas puede llegar si quiera a ganar una partida? ¿Y por qué no preguntó al señalarse que se jugaría con la última actualización? Quizá su orgullo no se lo permitió.
Este chaval quedó último en la 2 y 3 ronda, pero en la primera, ganó. ¡Sin saberse unas reglas tan importantes como las que atañen a las granjas! ¿Un genio? Desde luego, no. Sencillamente, su efímero éxito fue gracias a las famosas mesas de 4 de Carcassonne, en las que puedes ganar si suena la flauta. Es decir, si, por un momento, te conviertes en el flautista de Carcassonne. Y ojo porque gente como este chico van luego sin plaza ganada al Nacional, se apuntan por mail y listo. Son las cosicas de Carcassonne, en las que la técnica y el conocimiento puede suplirse (alguna vez) por buena suerte.